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📍 Linares, 28 de agosto de 1947.
Aquella tarde Manolete no solo se enfrentó a un toro:
se enfrentó a su destino… y entró en la eternidad.
Islero le hirió, pero no borró lo que ya había escrito en la historia:
la seriedad, la verticalidad, la forma de parar el reloj en cada pase.
Un mito que no se mide en trofeos, sino en respeto y memoria.
Pero si un pilar fue el ruedo, el otro fue Lupe Sino.
Su gran amor, su otra batalla, la mujer que estuvo al lado del mito
y a la que Sabina cantó en Purísima y Oro.
Por delante, sus últimas palabras:
”¡Qué disgusto se va a llevar mi madre!”
Por detrás, esa estrofa inmortal:
“Maestro, le presento a Lupe Sino,
le dejo en buenas manos, Matador.”
Un tributo sobrio, solemne y castizo.
No es moda, es memoria.
No es tela, es leyenda.
👉 Edición limitada a 50 unidades.
Porque a Manolete no lo lleva cualquiera.
Arponcillo x Manolete.
Toma nota.

Aquella tarde Manolete no solo se enfrentó a un toro:
se enfrentó a su destino… y entró en la eternidad.
Islero le hirió, pero no borró lo que ya había escrito en la historia:
la seriedad, la verticalidad, la forma de parar el reloj en cada pase.
Un mito que no se mide en trofeos, sino en respeto y memoria.
Pero si un pilar fue el ruedo, el otro fue Lupe Sino.
Su gran amor, su otra batalla, la mujer que estuvo al lado del mito
y a la que Sabina cantó en Purísima y Oro.
Por delante, sus últimas palabras:
”¡Qué disgusto se va a llevar mi madre!”
Por detrás, esa estrofa inmortal:
“Maestro, le presento a Lupe Sino,
le dejo en buenas manos, Matador.”
Un tributo sobrio, solemne y castizo.
No es moda, es memoria.
No es tela, es leyenda.
👉 Edición limitada a 50 unidades.
Porque a Manolete no lo lleva cualquiera.
Arponcillo x Manolete.
Toma nota.